Lamentablemente (o tal vez no,
pero al menos en lo personal esto es algo que me produce una profunda tristeza) el impacto social
de mi disciplina, la sociología, en general, es muy pequeño. A pesar de ser una
disciplina amplia, que puede ser aplicada a cualquier ámbito de la realidad
social, la tecnología que deriva de la investigación sociológica no recibe interés
social ni aplicación práctica. Vivimos
en un tiempo que por un lado deslegitima el conocimiento generado por las
denominadas “ciencias blandas” y que, por otro, premia la idea de que los
saberes han de ser una herramienta útil, eficaz y rápida para el desarrollo económico, variables
con las que el saber sociológico no acaba de encajar del todo. Por todo ello, creo que a sociología en particular, y las Ciencias Humanas y Sociales en general, reinan cada vez más en el silencio.
Antes de abordar el impacto social de mi tesis, quisiera aclarar que las ramas específicas sobre las que he posado mi interés son la Sociología del Conocimiento, la Sociología Histórica y la Sociología de las Relaciones de Género. Diría que las dos primeras son ramas con muy poca repercusión social, pero que, sin embargo, la tercera y última, de un tiempo a esta parte recibe un interés social significativo y provoca un impacto social no desdeñable como consecuencia de los profundos cambios sociales que han tenido lugar en la vida de las mujeres del siglo XXI.
Así, en cuanto al impacto social de mi tesis, lo más esperable es que sea muy reducido. ¿En la era de la globalización, de la tecnología y la innovación industrial, de las telecomunicaciones, del utilitarismo y la razón práctica… a quién le interesa lo que dijeron unas pocas escritoras de los siglos XIX y XX a través de novelas que no han sido encumbradas como obras fundamentales de la literatura universal? Está claro que el objetivo del proyecto no persigue la rentabilidad, entendida esta en su definición más amplia. No obstante, espero que este trabajo, de alguna manera, sí sea atractivo para los campos de la historia y de la sociología, aunque se trate de unos pocos grupos de investigación relacionados fundamentalmente con la historia del pensamiento feminista.
A este respecto, quisiera contar
que en mi tesis, fundamentalmente, trato de realizar una lectura revisionista y
reflexiva de los procesos de la Modernidad, intentando aportar una visión
alternativa de la experiencia de dicho periodo, algo que me parece importante
para reconstruir el relato cultural de Occidente, que se presumiría androcéntrico.
Dicho relato de la Modernidad aparece como incompleto, o, mejor dicho, sesgado,
donde la presencia de lo femenino o bien se invisibiliza, o bien adquiere, casi
de forma sistemática, una valoración en negativo. En este sentido, uno de los
objetivos medulares de la investigación sería tratar de aportar valor empírico
a la hipótesis de que nuestra experiencia como sujetos sociales occidentales no
estará completa si ese relato es eminentemente masculino, con las consiguientes
connotaciones que esto le podría suponer a la mirada sociológica en la
interpretación de los procesos sociales, no solo del pasado, sino también del
presente. Asimismo, considero que la experiencia como mujeres occidentales aparece muy mediada por los significados elaborados desde ese relato masculino cuasi-totalizador
de la experiencia de la Modernidad, que genera espacios, referencias y significados
que se extienden hasta el presente en forma de heterodesignaciones, las cuales fragmentan,
a veces muy dolorosamente, la subjetividad femenina normativa alrededor de la cual
tenemos que articular nuestras vidas. Por lo tanto, una revisión del proceso de construcción del imaginario en torno a la mujer moderna en Occidente desde la que establecer un diálogo entre las heterodesignaciones patriarcales y las homodesignaciones reflexivas llevadas a cabo por las literatas, podría proponer ciertas repercusiones psicosociales alternativas que puedan ser asumidas a la hora de construir nuestra identidad
individual tanto de hombres como de mujeres (como de otras identidades no adscritas al esquema binario) más allá de la mirada androcéntrica.
Por tanto, a través del trabajo
de tesis estaría buscando resaltar que el ejercicio de reflexividad que
realizaron estas autoras a las que yo presto atención, poniendo en jaque los
dictámenes que la Modernidad establecía como imperturbables a partir de la naturalización del sistema sexo-género [y, de este modo, contradiciéndose a sí misma en lo más elemental
de sus estamentos filosóficos, éticos y políticos: "su reivindicación de la razón [cartesiana] como principio regulador de toda la actividad humana" [VV.AA. (2006) Diccionario de Sociología, Madrid: Alianza, p.426)], podría
suponer una revisión epistemológica de las heterodesignaciones todavía vigentes
y, con ello, del propio marco de pensamiento en vigor en el ámbito de las ciencias humanas y sociales (que no es otro que el de
la Ilustración, cuando, sin embargo, ese ejercicio reflexivo de la literatura
escrita por mujeres estaría demostrando que el pensamiento ilustrado es en sí
mismo un proyecto cultural y filosófico inconcluso e, incluso, “pervertido”).
Quizá es un deseo muy
trasnochado, pero me gustaría que por lo menos esta tesis sirviera para visibilizar la
presencia de la mujer en la historia moderna de Occidente, tan poco presente en
los documentos formales. Del mismo modo, ojalá sirviese para poner en valor la estupenda
reflexión sociológica que esas escritoras realizaron acerca del convulso y
cambiante tiempo que les tocó vivir, ya que demostraron no solo el apreciable
valor de la literatura moderna en la construcción y comprensión de los
entramados sociales de la Modernidad occidental, sino que su aportación cultural, escribiendo desde diferentes lugares del mundo pero
desde una cosmovisión compartida, podría haber contribuido de manera
excepcional a la revisión metafísica, filosófica, ética, política y psicológica del marco de pensamiento dominante en
Occidente. Revisión que bien podría considerarse como una característica
intrínseca a la propia razón de la Modernidad en tanto que modernidad es "proyecto
civilizatorio reflexivo".
Seré una ingenua soñadora, pero ojalá
el fundamento de mi tesis (con su vasta labor de documentación literaria como
sostén) sirviese para ofrecer un sitio más amable a la mujer como sujeto pero también como agente histórico de la cultura occidental, así como para poner en valor la experiencia
femenina en los procesos de construcción del entramado de la Modernidad,
entramado que aún hoy sirve de referencia para que la sociología contemporánea mida,
comprenda y explique el comportamiento de los individuos.
Así pues, “¿por qué determinada
literatura escrita por mujeres durante las primeras fases de la Modernidad
occidental resulta todavía hoy profundamente contemporánea, e incluso
estridente?” Pues quizá porque muchos de los elementos de reflexión que esas
escritoras pusieron en marcha siguen siendo en la actualidad fundamentales para
una adecuada aprehensión de la realidad social, especialmente cuando hablamos de un
individuo que todavía sigue construyéndose, y configurando su sentido de la
realidad, desde el diálogo entre lo objetivo y lo subjetivo en términos de
relaciones sociales en tanto que relaciones de género. O porque la dialéctica
reflexiva, como una de las herramientas fundamentales del conocimiento sociológico actual, fue también el ejercicio por el que esas escritoras (confinadas
como mujeres en una existencia coercitiva que impedía por completo su desarrollo
como sujetos libres y autónomos) verbalizaron su malestar para con su cultura, siendo esa revisión reflexiva, además, la forma en la que el sujeto se entiende, se sitúa y se
construye como tal en nuestros contextos contemporáneos.
Si consigo dar una respuesta minímamente rigurosa a esa pregunta, creo que algo estaré aportando, por muy pequeñito que sea, a las formas actuales de hacer sociología y de plantearse la disciplina. En esta línea, quisiera decir que el conocimiento sociológico (pero también el social) contemporáneo habrá de ser reflexivo y feminista, o de lo contrario, y eso se pretende subrayar con este trabajo, epistemológicamente, se estará corriendo el riesgo de reverberar los ecos de una forma de hacer ciencia social que deja todavía demasiados interrogantes, relativos a lo más nuclear de la vida de las personas de nuestro tiempo, sin respuesta.
"la tecnología que deriva de la investigación sociológica no recibe interés social ni aplicación práctica" Estoy totalmente de acuerdo, pero no sé si toda la culpa la tiene un mundo equivocado o si se podría hacer algo de autocrítica desde la propia disciplina...
ResponderEliminarDices al final "Si consigo dar una respuesta minímamente rigurosa a esa pregunta..." ¿En que cambiará nada si la respuesta es rigurosa o no? La respuesta ya la tienes, la expones bien en lo que sigue y permea en todos tus textos. Ya tienes una respuesta. Parece que lo que buscas sea "vestir el expediente" dotando de "rigor" a eso que ya piensas. ¿Qué rigor es ese? Sin duda una contextualización intensa en el mundo de los profesionales de la sociología, pero ¿Le dará eso potencia epistemológica a la respuesta? ¿Será más verdadera la reclamación feminista? ¿Vas a descubrir algo que no supieras al comenzarla?
Son preguntas que no hago para que me respondas a mi, pero después de leer tu texto con atención me surgen de verdad esas cuestiones; y quizá planteártelas, por crudo (o absurdo) que resulte, pueda ayudar en algo.